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Wednesday, October 2, 2013

Fábula de la tortuga


 

 


 


La Carrera

Después de 10 800 días de correr sin descanso, la tortuga llegó a una pequeña elevación en la carretera desde donde podía ver el enorme Augusto Coliseo con sus centenares de arcos. Detrás de aquellos arcos estaría el estrado todo cubierto de flores y ramos de olivos, estrado de mármol que era la meta de todos esos largos días de correr sin desmayo ni dolores. Por un momento la tortuga dejó de arrastrase y empezó a imaginar la muchedumbre que estaría esperando la llegada del vencedor. Allí estaría su amiga la zorra, el hermoso ciervo con sus ojos almendrados y los sabios cuervos esperando devorar al perdedor con la furia acostumbrada.

 

El Adversario

La imagen de la liebre despedazada hizo que la tortuga saliera de sus pensamientos y volviera a la realidad de moverse poco a poco hasta la victoria que la esperaba dentro del Coliseo. Tantos años de correr habían hecho que sus uñas desaparecieran y su caminar dependiera de los callos que ahora cubrían los huesos de sus patas.

 

Las Razones

¿Por qué estaba ella compitiendo con la liebre? Apenas podía recordar el por qué o

cuándo la competencia había empezado. Sabía que era una tradición familiar que las tortugas compitieran con las liebres y que, hasta donde ella podía recordar, las tortugas siempre habían humillado a las liebres.

 

Las Calamidades

Como estaba casi ciega, la tortuga apenas podía ver que el arco de la entrada estaba en ruinas y cubierto de hiedras. Como estaba casi sorda, la tortuga pensó que el profundo silencio que cubría el Coliseo era por su falta de sentido y no por la ausencia de la muchedumbre en las gradas.

Como ya no olía las mañanas, el excremento de los insectos o el sudor de los mamíferos, la tortuga culpó la gripe que la atacaba desde el último invierno por la falta de flores en su olfato.

 

La Victoria

A pesar de todas sus calamidades, los pensamientos de la victoria ocupaban su mente:

Una corona de olivo,

Un apasionado beso del ciervo,

Un ramo de las más bellas flores

Y una pierna de la liebre cocinada con la maestría

que solo la matriarca de los cuervos poseía.

 

El Coliseo

Dentro del Coliseo la tortuga sintió que el camino hacia el estrado había cambiado; las piedras y la arena habían sido sustituidas por la malas yerbas y los hormigueros. El trono de mármol, aunque cubierto de líquenes, todavía era reconocible y radiante en medio de las ruinas del estrado.

 

El Trono

Una explosión de energía que venía desde lo más profundo de su cuerpo, hizo que la tortuga comenzara avanzar hacia el trono; pero la visión de la liebre sobre la yerba la paralizó por completo. Una docena de pasos separaba el cuerpo de la liebre del trono; como un pescado seco al sol, con los pelos sucios y grises, las cuencas de los ojos vacías y el cuero de las piernas duro. La poca carne que quedaba en la liebre estaba tan corrupta que no despertó ningún apetito en la tortuga.

 

Los Sueños

Sobre los restos de la liebre flotaban una multitud de pequeñas nubes de diferentes

colores que eran los sueños, las memorias, los temores y las esperanzas de la liebre:

Un campo de vegetales frescos como una propaganda de mercado,

El rostro adorado de la reina madre,

El recuerdo azul de su bella pareja

Que descansaba sobre la naranja nube

De los dientes de la zorra,

Una pesadilla verde,

La sagrada pata de la suerte en violeta,

Doce sudores grises

Y la muerte siempre blanca y negra.

 

El Robo

La tortuga se acercó al cuerpo de la liebre con la intención de tomar para sí misma las pequeñas nubes de tantos colores. Algunas nubes escapaban al cielo donde eran víctimas del sol; otras iban poco a poco desapareciendo mientras que la mayoría explotaban como las burbujas del mar.

 

El Final

El pensamiento de la labor de los cuervos en los cuerpos vivos, hizo que la tortuga tratara de saltar como una liebre asustada y abandonara sus intenciones de tomar las pequeñas nubes. Un punzante dolor se apodero del corazón de la tortuga y su carapacho cayó como un árbol seco. La tortuga sintió que la muerte invadía su cuerpo mientras sus ojos se cerraban mirando los colores de las pequeñas nubes y el trono de la victoria.

 

MORALEJA

La tortuga corre y patalea en un mar de dolor,

Mientras la liebre consume sus patas

Entre nubes y sueños.

 


 

1 comment:

  1. Wow, excelente! Gracias a Roberto Madrigal por dirigirme a este blog, es regia la re interpretación del cuento y me encantan los dibujos.

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