La Carrera
Después de 10 800 días de correr sin descanso, la tortuga
llegó a una pequeña elevación en la carretera desde donde podía ver el enorme
Augusto Coliseo con sus centenares de arcos. Detrás de aquellos arcos estaría el
estrado todo cubierto de flores y ramos de olivos, estrado de mármol que era la
meta de todos esos largos días de correr sin desmayo ni dolores. Por un momento
la tortuga dejó de arrastrase y empezó a imaginar la muchedumbre que estaría
esperando la llegada del vencedor. Allí estaría su amiga la zorra, el hermoso
ciervo con sus ojos almendrados y los sabios cuervos esperando devorar al perdedor
con la furia acostumbrada.
El Adversario
La imagen de la liebre despedazada hizo que la tortuga
saliera de sus pensamientos y volviera a la realidad de moverse poco a poco
hasta la victoria que la esperaba dentro del Coliseo. Tantos años de correr
habían hecho que sus uñas desaparecieran y su caminar dependiera de los callos
que ahora cubrían los huesos de sus patas.
Las Razones
¿Por qué estaba ella compitiendo con la liebre? Apenas
podía recordar el por qué o
cuándo la competencia había empezado. Sabía que era una
tradición familiar que las tortugas compitieran con las liebres y que, hasta
donde ella podía recordar, las tortugas siempre habían humillado a las liebres.
Las Calamidades
Como estaba casi ciega, la tortuga apenas podía ver que el
arco de la entrada estaba en ruinas y cubierto de hiedras. Como estaba casi
sorda, la tortuga pensó que el profundo silencio que cubría el Coliseo era por
su falta de sentido y no por la ausencia de la muchedumbre en las gradas.
Como ya no olía las mañanas, el excremento de los insectos
o el sudor de los mamíferos, la tortuga culpó la gripe que la atacaba desde el
último invierno por la falta de flores en su olfato.
La Victoria
A pesar de todas sus calamidades, los pensamientos de la
victoria ocupaban su mente:
Una corona de olivo,
Un apasionado beso del ciervo,
Un ramo de las más bellas flores
Y una pierna de la liebre cocinada con la maestría
que solo la matriarca de los cuervos poseía.
El Coliseo
Dentro del Coliseo la tortuga sintió que el camino hacia
el estrado había cambiado; las piedras y la arena habían sido sustituidas por
la malas yerbas y los hormigueros. El trono de mármol, aunque cubierto de
líquenes, todavía era reconocible y radiante en medio de las ruinas del
estrado.
El Trono
Una explosión de energía que venía desde lo más profundo
de su cuerpo, hizo que la tortuga comenzara avanzar hacia el trono; pero la
visión de la liebre sobre la yerba la paralizó por completo. Una docena de
pasos separaba el cuerpo de la liebre del trono; como un pescado seco al sol,
con los pelos sucios y grises, las cuencas de los ojos vacías y el cuero de las
piernas duro. La poca carne que quedaba en la liebre estaba tan corrupta que no
despertó ningún apetito en la tortuga.
Los Sueños
Sobre los restos de la liebre flotaban una multitud de
pequeñas nubes de diferentes
colores que eran los sueños, las memorias, los temores y
las esperanzas de la liebre:
Un campo de vegetales frescos como una propaganda de
mercado,
El rostro adorado de la reina madre,
El recuerdo azul de su bella pareja
Que descansaba sobre la naranja nube
De los dientes de la zorra,
Una pesadilla verde,
La sagrada pata de la suerte en violeta,
Doce sudores grises
Y la muerte siempre blanca y negra.
El Robo
La tortuga se acercó al cuerpo de la liebre con la intención
de tomar para sí misma las pequeñas nubes de tantos colores. Algunas nubes
escapaban al cielo donde eran víctimas del sol; otras iban poco a poco
desapareciendo mientras que la mayoría explotaban como las burbujas del mar.
El Final
El pensamiento de la labor de los cuervos en los cuerpos
vivos, hizo que la tortuga tratara de saltar como una liebre asustada y
abandonara sus intenciones de tomar las pequeñas nubes. Un punzante dolor se
apodero del corazón de la tortuga y su carapacho cayó como un árbol seco. La
tortuga sintió que la muerte invadía su cuerpo mientras sus ojos se cerraban
mirando los colores de las pequeñas nubes y el trono de la victoria.
MORALEJA
La tortuga corre y patalea en un mar de dolor,
Mientras la liebre consume sus patas
Entre nubes y
sueños.
Wow, excelente! Gracias a Roberto Madrigal por dirigirme a este blog, es regia la re interpretación del cuento y me encantan los dibujos.
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